lunes, 24 de septiembre de 2012

Sin recuerdos.




Nunca te he soñado. Dormido, no. Pero te he deseado tanto que, si te sueño, no despertaría. Me quedaría así hasta que muriera de inanición, pues todos saben que aún durmiendo el cuerpo consume calorías y es necesario alimentarse para sobrevivir.  Soñarte debe ser muy real comparado a imaginarte.   Si te hubiera soñado podría recordarte, imaginándote no. Me falta una imagen clara y fija que recordar.  Y como no puedo recordarte te imagino un poco diferente cada vez. De imaginarte tanto he llegado a pensar que eres posible.  Que es posible soñarte y recordarte, que es posible dormir juntos y despertar después de haber soñado el uno con el otro, soñando para seguir juntos. Que tú recuerdo es cada vez más claro y mi sueño más difuso.  Más aún, siendo tu posible, no tendría que recordarte ni soñar. Todo sería posible. Todo es posible.