Nunca te he soñado. Dormido, no.
Pero te he deseado tanto que, si te sueño, no despertaría. Me quedaría así
hasta que muriera de inanición, pues todos saben que aún durmiendo el cuerpo
consume calorías y es necesario alimentarse para sobrevivir. Soñarte debe ser muy real comparado a
imaginarte. Si te hubiera
soñado podría recordarte, imaginándote no. Me falta una imagen clara y fija que recordar. Y como no puedo
recordarte te imagino un poco diferente cada vez. De imaginarte tanto he llegado
a pensar que eres posible. Que es
posible soñarte y recordarte, que es posible dormir juntos y despertar después
de haber soñado el uno con el otro, soñando para seguir juntos. Que tú recuerdo es cada vez más claro y mi
sueño más difuso. Más aún, siendo tu posible, no tendría que recordarte ni
soñar. Todo sería posible. Todo es posible.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)