La belleza es una respuesta al dolor.
El hombre la crea y la aprecia por su infinita capacidad de sufrir.
Es eso lo que nos ha hecho diferentes, los demás seres sufren comprendiendo que no hay compensación posible, que son parte de un todo. Nosotros, en cambio, queremos poseerla...
martes, 31 de julio de 2012
sábado, 28 de julio de 2012
Paranoia
El dolor es
punzante. Los escalofríos me trituran los huesos. Me duelen las costillas de toser. Moriré, lo sé. Siento el
virus reventar mis venas. Los bronquios a punto de colapsar, solo tengo flemas
y sangre. Fue inevitable. ¿saben cuantas veces tocamos a otras personas?. Cada
puerta que abrimos, ha sido tocada por cientos, quizá, miles. Cada cosa, por
limpia que parezca es un jardín de gérmenes. Tanto cuidarme ¿para qué?, a nadie
pareció importarle. Moriremos por cientos de miles, hasta millones, pero la
gente sigue diciendo que fue una mentira organizada por el gobierno, un acto
para distraernos de lo que en realidad pasa. Ni siquiera tienen la vacuna aún.
La tendrán lista cuando el pánico haya triplicado su precio. El dolor del pecho
me aniquila. La fiebre desbordada me quema las entrañas. Seguramente fue por la
sirvienta, ella ya estaba moqueando cuando la corrí. ¿o habrá sido el novio de
mi hija?. O… que más da. Es mortal para el diez por ciento de los que se
infectan. Solo aquí seremos uno quince millones. ¿Será una venganza de la
tierra?. No creo, es un virus escapado de los laboratorios de la Defensa
Americana. Todos sabíamos que pasaría.
Tarde o temprano la infección rompería el cerco sanitario y se les
saldría de control. Entre sueños por la fiebre oí que ya salió de aquí, que
está en España, Argentina y Estados Unidos. Si allá se mueren, ¿como será en África?. Tantas películas
y tomó a todos por sorpresa. ¿Será?, seguro los ricos del mundo tienen ya la
vacuna.
Ahora recuerdo
lo mucho que le debo a mi madre, que siempre me insistió tanto en la higiene. Dos duchas diarias, jabón desinfectante,
cloro en la lavadora de ropa, dejar los zapatos en la entrada, lavarse las
manos después de cada interacción con alguien. Pero aún así, no sirvió de nada.
Los tapabocas fueron una artimaña publicitaria. Cuando me enteré que el virus era
mucho mas pequeño que los poros del material del el que están hechos lloré. Que
timo, vendidos por millones eran un truco para hacernos creer que estaríamos
protegidos. Pero no los deje de
usar, me avergüenzan mis labios partidos por la fiebre y la saliva sanguinolenta.
A cada escalofrío me siento más débil,
más cerca de morir. El sudor frío me va deslavando las facciones. Aquí viene el medico, seguro me intubaran para alargar mi
agonía.
- Señora, su examen de H1N1 dio
negativo. La transferiremos al pabellón de Psiquiatría.
Dedicado a Santiago Corral, autor de "Paranoia". www.galeriasantiagocorral.com
Dedicado a Santiago Corral, autor de "Paranoia". www.galeriasantiagocorral.com
lunes, 16 de julio de 2012
Canino.
Cada vez que
sueño con dientes sé que no acabará bien. Tan necesarios para comer, para
hablar y para lucir sano y joven. Cuando se empiezan a reblandecer me entra el pánico. Al tocar la pieza que se mueve, siento como empieza a desprenderse, sin dolor, con un pequeño crujido.
Termina por ceder al tacto y cae. Trato de ponerlo en la cavidad que queda,
pero es irremediable, no cabe bien otra vez. He llegado a soñar que me quedo
sin ninguno de ellos y los pongo
de regreso en la mandíbula teniendo que fingir, no puedo sonreirá o hablar ya.
La sola idea de ir al dentista me trastorna, saber que tendré que ir a interminables
sesiones para pagar y pagar, a
citas de inicio incierto y no quedar satisfecho al final. “Vuelva mañana que ya
este el puente” o “regrese el lunes que le tengamos la incrustación”. En mi
deseo de ponerlos en su lugar de regreso me hago daño en las encías, que empiezan
a sangrar y oler a descompuesto. Me miro en el espejo del lavamanos y compruebo
como se han desprendio uno a uno y los pongo en el vaso con agua para que no se me
pierdan. Amarillentos, con raíces enormes parecen dados. Al ponerlos de regreso siento la boca inchada y torpe. Despierto, y desconcertado compruebo que están ahí, en perfecto orden, todos ellos. Entonces
siento mi mal aliento, no me lavé la boca antes de acostarme.
Recuerdos prestados.
Si alguno de ustedes tiene un par de recuerdos gratos de su infancia les agradecería mucho me los contaran. Deseo sustituir unos muy malos que tengo yo.
Primera impresión.
Ser jurado no
es cosa fácil. Es horrible combatir con la primera impresión. Yo lo sentí
culpable desde el principio, tenía cara de loco. Las pruebas eran claras,
contundentes. Motivos de sobra, se quedaría con la casa, los departamentos y el
auto. Perfil sicológico exacto, odiaba a las mujeres por culpa de su madre
obsesiva y dominante. Arma homicida sus propias manos grabadas en el cuello de
Irene. Testigos los dos hombres
del bar que lo vieron salir como loco del baño de mujeres del bar “Estoril”. El
desgarrador testimonio de la amiga que describió como este monstruo la cortejó
por dos años, se casaron, y cuando ella estaba más enamorada la mató, así sin
más. El mismo se confesó culpable y lloró amargamente ante las preguntas del
fiscal. Odiaba a su madre con tal fuerza que no puedo evitar verla en la cara
de Irene, la estranguló.
Cuando el
defensor subió al estrado a la madre del criminal, todos pensamos que era una
treta muy barata. Seguramente la haría lucir como la mala para exonerar por
locura al asesino. Pero no. Era una viejita admirable. Contradijo por completo
la declaración del hijo. Siempre lo quiso, lo cuidó con cariño y lo amó con ternura.
Eso confirmó mi decisión por completo, culpable con todas las agravantes.
El padre fue el
último en declarar. Un hombre de aspecto sombrío, taciturno. Contó como fue que
se separó de su esposa e hijo cuando este tenía tres años. Cuando recibía a su
hijo cada dos fines de semana se dedicó a maltratarlo sistemáticamente hasta que
lo convenció de que su madre lo había maltratado toda su niñez. La torturas
eran indescriptibles, denigrantes. Le repetía los ultrajes que supuestamente su madre le hizo
en su infancia más temprana. Al final lloró diciendo que odiaba a su exmujer
con toda su alma y que no podía permitir que su hijo la quisiera. Lo declaramos
mentalmente inhabilitado para recibir condena, terminó en el hospital psiquiátrico.
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