- ¿Se siente
mejor? – me pregunta la enfermera – . Ya pasó el analgésico por el suero y
queda la mitad del antibiótico.
- Bastante
mejor, gracias. Me duele un poco la cabeza. Los ojos me punzan.
- Si, así es esto. ¿No le duele el cuello también?
- Pues si, bastante.
- ¿No le dolerán también los hombros?
- La verdad es que si.
- ¿Le gustaría un masaje?
- Estaría bien –titubeo -. Si, claro.
- Lástima, el compañero que los hace no vino – sentencia- .
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